BOCA 2 – TIGRE 1, «Héroe del silencio»
El Cata Díaz metió el gol que le permitió a Boca quedar a dos de la punta. Aunque las ovaciones se las llevaron otros, fue la gran figura del partido.
Injusticia del destino: sólo en un club con héroe absoluto se entiende que quien mete el gol de la victoria en el último minuto termine siendo un actor de reparto. Porque si no existiera Riquelme, si los hinchas no se desvivieran por él y Bianchi se rindiera a sus pies en la conferencia, la figura del domingo hubiera sido el Cata Díaz.
En cierta ocasión, Basile explicó que para ser defensor de Boca es necesario ser feo y con cara de malo. Si partimos de esa base, el oriundo de Catamarca está mandado a ser. Como tantas otras veces, ayer se impuso en el fondo ante los rapiditos de Tigre. Los intimidó. Y las “ganas de ganar” que mencionó Bianchi se evidenciaron en su juego. Como un cacique, adelantó a los indios desde el fondo para ir con la lanza a buscar la victoria. Terminó posicionado casi como 5, para equilibrar un medio que terminó sin volantes de contención. Pero no se quedó con eso. Se animó a ir por más. Y al final se llevó el premio grande…
Cuando Riquelme acomodó la pelota mientras el cronómetro amagaba a esfumar los sueños de campeonato, el Cata se metió en el área para tratar de ganar en tierra de gigantes. Los fotógrafos hacían foco en Gigliotti, Blandi y el Chiqui Pérez, pero el que sorprendió fue él, con sus 180 centímetros que pasaron inadvertidos para los defensores y le permitieron cabecear en soledad. Enseguida buscó el abrazo del 10 y se unió a la montaña que se formó en el banco de suplentes. Al final, las mayores ovaciones se las llevaron otros. Injusticia del destino.
Fuente: Olé